Hoy mi abuelo cumpliría 100 años . Hubiéramos hecho una fiesta fenomenal, como le gustaba a él. De espíritu siempre alegre y con la idea de solidaridad llevada a la práctica, dejó recuerdos imborrables que hoy nos hace percibir este día, como algo especial.
Mi abuelo era muy goloso. En los grandes festejos en casa se sentaba en la cabecera y a su lado se sentaba mi hermano. Cada vez que la bandeja de masas llegaba a ese punto de la mesa, demoraba... demoraba... hasta que la largaban. Y sus sonrisas cómplices los delataban: la demora siempre era porque se guardaban masas en una servilleta, sobre la falda! En su honor y para festejar el día del niño (que a él también le encantaba) hice una torta de tres capas con dos chocolates . Dulce, re dulce, exclusiva para golosos como él.